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miércoles, 2 de diciembre de 2009

LOPE FELIX DE VEGA Y CARPIO

Lope Félix de Vega Carpio nació en Madrid de padres humildes. Su padre fue bordador Félix de Vega. Estudió en Madrid y en Alcalá.

Su vida fue muy azarosa. En particular, siguió una vida llena de aventuras amorosas, pues estuvo casado varias veces y tuvo varias amantes. Fue soldado, secretario de varios diplomáticos y, finalmente, sacerdote.
En cuanto a la vida y producción literaria, fue ciertamente un fenómeno de productividad. Escribió en todos los géneros literarios: novelas, dramas y poesía, tanto lírica como dramática. De corte tradicional, arte menor, y al estilo italianizante renacentista.




A pesar de todo ello, se le conoce sobre todo por su copiosa producción dramática. Sus dramas, en comparación a los de sus coetáneos, resaltan por el ingrediente popular: temas y rimas tradicionales, populares y nacionales.
En cuanto a su poesía lírica podrían distinguirse dos formas: la tradicional de arte menor y la italianizante. En cuanto a la primera cabe mencionar que Lope fue uno de los iniciadores del romancero nuevo. En sus romances nos canta, además de otros temas, sus múltiples aventuras amorosas. También escribió, en esta misma vena tradicional y popular, numerosas glosas, romances, canciones, tercetos, idilios y villanescas.
La segunda forma poética la componen sus "Rimas humanas", que contienen 200 sonetos, en su mayor parte mitológicos y pastoriles, y "Rimas sacras", que incluyen 100 sonetos, principalmente religiosos y hagiográficos. Tanto en una como en la otra forma, observamos claramente el ingrediente temático de su azarosa vida, bien mundanal como religiosa.
 He aqui unos  de sus sonetos:

Ir y quedarse, y con quedar partirse,


partir sin alma, e ir con alma ajena,

oír la dulce voz de una sirena

y no poder del árbol desasirse;

arder como la vela y consumirse,

haciendo torres sobre tierna arena;

caer de un cielo, y ser demonio en pena,

y de serlo jamás arrepentirse;

hablar entre las mudas soledades,

pedir prestada sobre fe paciencia,

y lo que es temporal llamar eterno;

creer sospechas y negar verdades,

es lo que llaman en el mundo ausencia,

fuego en el alma, y en la vida infierno.
            ..................................

¡Oh libertad preciosa,


no comparada al oro,

ni al bien mayor de la espaciosa tierra,

más rica y más gozosa

que el precioso tesoro

que el mar del sur entre su nácar cierra;

con armas, sangre y guerra,

con las vidas y famas,

conquistado en el mundo;

paz dulce, amor profundo

que el mar aparta y a tu bien nos llamas;

en ti sola se anida

oro, tesoro, paz, bien, gloria y vida!

Cuando de las humanas

tinieblas vi el cielo

la luz, principio de mis dulces días,

aquellas tres hermanas

que nuestro humano velo

tejiendo, llevan por inciertas vías,

las duras penas mías

trocaron en la gloria

que en libertad poseo,

con siempre igual deseo,

donde verá por mi dichosa historia

quien más leyere en ella

que es dulce libertad lo menos della.

Yo, pues, señor exento

desta montaña y prado,

gozo la gloria y libertad que tengo.

Soberbio pensamiento

jamás ha derribado

la vida humilde y pobre que sostengo.

Cuando a las manos vengo

con el muchacho ciego,

haciendo rostro embisto,

venzo, triunfo y resisto

la flecha, el arco, la ponzoña, el fuego,

y con libre albedrío

lloro el ajeno mal y canto el mío.

Cuando la aurora baña

con el rocío

de aljófar celestial el monte y prado,

salgo de mi cabaña,

riberas de este río,

a dar el nuevo pasto a mi ganado,

y cuando el sol dorado

muestra sus fuerzas graves,

al sueño el pecho inclino

debajo un sauce o pino,

oyendo el son de las parleras aves

o ya gozando el aura

donde el perdido aliento se restaura.

Cuando la noche oscura

con su estrellado manto

el claro día en su tiniebla encierra,

y suena en la espesura

el tenebroso canto

de los nocturnos hijos de la tierra,

al pie de aquesta sierra

con rústicas palabras

mi ganadillo cuento

y el corazón contento

del gobierno de ovejas y de cabras,

la temerosa cuenta

del cuidadoso rey me representa.

Aquí la verde pera

con la manzana fermosa,

de gualda y roja sangre matizada,

y de color rosa

la cermeña olorosa

tengo, y la endrina de color morada;

aquí de la enramada

parra que el olmo enlaza,

melosas uvas cojo;

y en cantidad recojo,

al tiempo que las ramas desenlaza

el caluroso estío,

membrillos que coronan este río.

No me da descontento

el hábito costoso

que de lascivo el pecho noble infama;

es mi dulce sustento

del campo generoso

estas silvestres frutas que derrama;

mi regalada cama,

de blanda pieles y hojas,

que algún rey la envidiara,

y de ti, fuente clara,

que, bullendo, el arena y agua arrojas,

estos cristales puros,

sustentos pobres, pero bien seguros.

Estése el cortesano

procurando a su gusto

la blanda cama y el mejor sustento;

bese la ingrata mano

del poderoso injusto,

formando torres de esperanza al viento;

viva y muera sediento

por el honroso oficio,

y goce yo del suelo,

al aire, al sol y al hielo,

ocupado en mi rústico ejercicio;

que más vale pobreza

en paz que en guerra mísera riqueza.

Ni temo al poderoso

ni al rico lisonjero,

ni soy camaleón del que gobierna,

ni me tiene envidioso

la ambición y el deseo

de ajena gloria ni de fama eterna;

carne sabrosa y tierna,

vino aromatizado,

pan blanco de aquel día,

en prado, en fuente fría,

halla un pastor con hambre fatigado,

que el grande y el pequeño

somos iguales lo que dura el sueño.


      Lope de Vega y Carpio

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