Creo en un Estado de Todos y para Todos que, lejos de ser policíaco, represivo o contemplativo participe activamente en la organización de la sociedad impidiendo el abuso del fuerte sobre el débil y garantizando los derechos imprescindibles de todo individuo como son la Libertad, la Igualdad de oportunidades, la Enseñanza sin manipulaciones y el Trabajo, digno y estable.
Creo en una Economía Cooperativa, Autogestionaria y Sindicalista que, huyendo de los sindicatos de clase, enfrentados por intereses de grupo o partidistas, organice a la sociedad toda por ramas de la producción.
Creo en un Ejército poderoso, Nacional, Popular y profesional que, incardinado de forma inseparable del Pueblo, defienda a éste y a la Nación que sustenta de los enemigos de fuera y los de dentro.
Creo en un sitema participativo de elección directa, estructurado por órganos de representación que, al modo de las antiguas democracias griegas, permita la delegación de funciones formando una pirámide construida de abajo a arriba en cuanto a representatividad y de arriba a abajo en cuanto a responsabilidad.
Creo en la Unidad, Independencia, Integridad, Soberanía e Identidad de nuestra señera Nación Española, nacida de la voluntad popular hace más de dos mil años y que recoja los legados históricos de nuestras mejores tradiciones celtibéricas, visigodas, romanas y católicas, sin admitir cuestionamiento ni menoscabo alguno.
Creo en el hombre como portador de Valores imperecederos como el Honor, la Lealtad, el Espíritu de Milicia y la vida como servicio a los más desfavorecidos, con prioridad absoluta de los españoles.
Rechazo el liberalismo, el capitalismo, el sufragio universal, el sistema de partidos políticos y las acumulaciones de riqueza y capital que no sean la estricta propiedad privada entendida como la proyección de un individuo sobre sus atributos siempre con una labor social, individual, laboral y familiar.
Defiendo los intereses de nuestra Nación y nuestro Pueblo por encima de los de cualquier otro salvaguardando nuestra Cultura, nuestra lengua española, nuestra Historia y nuestra religión Católica con primacía sobre cualesquiera otras.
Para lograr estos objetivos aspiro a una Revolución Nacional y Sindical profunda, que derroque al régimen vigente y que establezca un nuevo orden basado en la Justicia Social y en la anteposición del Bien Común por encima de cualquier beneficio privado, personal o de grupo.
Admito que esta revolución sólo podrá realizarse en el seno de una Milicia que prime los intereses nacionales a cualquier mira personal y que no rechace ni método ni modo alguno -legítimo y moral-, ni las consecuencias y riesgos de los mismos, para derrocar al sistema que oprime a nuestra nación y a nuestro pueblo trabajador.
Así, pues, abogo por el Fascismo español.
La batalla de las ideas
Por Ricardo Saez de Ynestrillas.
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