En 1740, los arreos funerarios negros del rey de Prusia, Federico Guillermo I, estaban adornados por una gran calavera, sin mandíbulas y mirando hacia la derecha, con los huesos detrás del cráneo y bordada en plata. Los regimientos 1º y 2º de Leib-Husaren, las unidades de elite de la Escolta Real prusiana que se formaron en 1741, adoptaron el negro como color de su uniforme y pusieron una inmensa Totenkopf, con un diseño similar, en sus Pelzmitzen (gorros militares de piel). Lo mismo hizo el Estado de Brunswick en 1809, cuando fue adoptada la Totenkopf por su 17º Regimiento de Húsares y por el 3º Batallón del 92º Regimiento de Infantería. La Totenkopf de Brunswick tenía un diseño algo diferente del prusiano, porque el cráneo estaba de frente y colocado justo encima de los huesos cruzados
Totenkopf de los húsares
En la IGM, la Totenkopf fue utilizada por las tropas de asalto, destacamentos de lanzallamas y batallones de carros de combate del ejército alemán. Y Göring, entre otros pilotos de los Schutzstaffeln, usó una variante de la Totenkopf como emblema personal. Al acabar la guerra se vio la Totenkopf pintada en los cascos y vehículos de algunas unidades de los Freikorps.
En 1923 los miembros del Stosstrupp Adolf Hitler adoptaron la Totenkopf como su emblema distintivo, y las SS la usaron hasta 1934:
Se contrató a la empresa Deschler de Munich para volver a troquelar grandes cantidades de Totenkopf sin mandíbula, de estilo prusiano, que las SS portaron hasta 1934. En ese año, cuando las unidades panzer comenzaron a utilizar la Totenkopf estilo prusiano, las SS transformaron su Totenkopf en una calavera sonriente, con mandíbula inferior, que fue la que se hizo clásica, aunque con diferentes modalidades.
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