Despues de la union de las coronas de España y del Imperio en Carlos V (1519) queda formado de pronto el más vasto dominio hasta entonces conocido en Occidente, integrado por las posesiones de España en América,
Africa del Norte e Italia (herencia materna) y los estados del imperio alemán, Flandes y Borgoña (herencia paterna). España se convierte en gran potencia mundial, bajo un solo rey, cuyo interés nacional será subordinado a la política imperial. Carlos I llega a España como un joven extranjero, nacido en Flandes y educado en la corte austriaca, sin saber español y rodeado de cortesanos flamencos que ven en España un pais explotable. Carlos V corrige tales errores y empieza a españolizarse, identificándose con el pueblo castellano -Castilla tesoro y espada del rey- que tan fielmente le sirve en sus empresas imperiales, adoptando el español como lengua preferida incluso en las reuniones internacionales, y acabando sus dias retirado en el Yuste (Extremadura), con un gesto muy español de dejar los negocios de este mundo para preparar la salvación del alma en el otro. Durante su reinado predomaron de los asuntos exteriores del Imperio sobre los internos de España, lo cual no quiere decir que los españoles no apoyasen con fervor al Emperador, pues si éste se españolizó ellos tambión se imperializaron, adquiriendo muy pronto el sentimiento orgulloso de su misión imperial, como continuación natural de la Reconquista.
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