La Insigne Orden del Toisón de Oro nació en el Ducado de Borgoña, de la mano de Felipe el Bueno en 1430, quien supo dotarla de tal prestigio que enseguida alcanzó fama por todo el Occidente europeo. Fue en la corte flamenco-borgoñona donde el ceremonial y la etiqueta palatina alcanzaron una perfección insuperable, y de allí se transmitió -por medio de la Corona española- a todas las cortes europeas. Los Duques de Borgoña, durante aquella turbulenta centuria de transición del Medievo a la Modernidad, gozaban de un poder político creciente, y supieron formar, a partir de un territorio pequeño, un gran Estado, justamente famoso por su unidad política en la diversidad institucional. La desgraciada muerte del Duque Carlos el Temerario en 1477 frustró el naciente reino entre Francia y el Imperio, y Borgoña sucumbió bajo la acometida de Luis XI de Francia -quien argumentó esta acción en la rebeldía y traición de Carlos, al fin y al cabo vasallo suyo-.
Como corresponde a una Orden de las denominadas de collar y de fe, el carácter de la Insigne Orden fue desde du mismo nacimiento una mezcla de elevados ideales caballerescos y cristianos. Orden dinástica, sólo vinculada a las personas de príncipe fundador y a sus sucesores en el Ducado de Borgoña, jamás tuvo un arraigo territorial determinado ; aunque, como es lógico, la cultura social y política de los Países Bajos -en los que se desarrolló hasta mediados del siglo XVI- o de España -en donde desde entonces permanece-, han marcado notablemente el devenir de la Institución.
Cuando los franceses tomaron Borgoña en 1477, la jovencísima y única hija de Carlos el Temerario supo mantenerse firme en sus Estados norteños, los Países Bajos. Casada luego con Maximiliano de Austria -hijo de emperador y futuo emperados-, vinculó aquellas tierras a la ascendente Casa de Austria, y enseguida a la Corona española, por el matrimonio del archiduque Felipe el Hermoso, Duque de Borgoña -el nieto de Carlos el Temerario- con la Infanta Doña Juana de Castilla y de Aragón.
Los Reyes de España, sucesores de aquel feliz matrimonio, supieron dar a su Insigne Orden, tan predilecta de aquellos monarcas, una fama y un prestigio universales. El Rey de España era entonces Señor de dos Mundos, y el primer y más poderoso príncipe de la Cristiandad ; su Orden del Toisón de Oro fue por ello tan estimada y deseada por todos los reyes, príncipes y señores de aquellos tiempos, desde Escandinavia al Mediterráneo, y desde Britania a Rusia. Muchos de ellos llegaron a lucir su preciado collar, honrándose ellos y aumentando así al mismo tiempo el prestigio de la Orden.
La Orden mantubo inalterables sus estatutos hasta la llegada al trono de Fernando VII que incluyo en ellos la posibilidad de incorporarse a la Orden personas no catolicas.
Hoy perdura la Orden en nuestros dias c omo un mero premio por lealtad y servicios a la corona perdiendo sus miembros todos los privilegios de antaño.
Crear nuevos miembros, solo depende del jefe supremo de la Orden(S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón, Abanderado de la Tradición) , efectuandoce el nombramiento por real decreto.
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